Habitualmente las plantas tienen más genes que los animales, debido a que no pueden desplazarse precisan de un catálogo genético mucho más amplio para transmitir su ADN y salvaguardarse de las posibles amenazas. Así por ejemplo, una zanahoria (Daucus carota) tiene unos 32.000 genes, doce mil más que los seres humanos.

Uno de los genes de la zanahoria es el DCAR-032551, el cual es clave para acumular los betacarotenos, una de las principales fuentes de vitamina A.  Este hallazgo es especialmente notable, puesto que se podría aplicar a las raíces de la patata y recolectar estos tubérculos enriquecidos con betacaroteno, eso sí, serían de color naranja.

Actualmente disponemos de más de cincuenta subespecies y variedades de zanahorias, repartidas por todo el planeta. Las primeras empezaron a cultivarse en Asia Central –en el actual Afganistán- hace más de dos mil años y entonces eran de color amarillo. Esta variedad tiene cantidades importantes de luteína, un antioxidante.

Las zanahorias naranjas aparecieron en el siglo XVI, las primeras pruebas inequívocas de su existencia son cuadros de España y Alemania de esa época. Su aparición fue el resultado de un cruce totalmente deliberado y patriótico de los botánicos holandeses para que coincidiese el color del vegetal con el color del emblema de la casa real holandesa: Orange. Su variedad anaranjada se acabó imponiendo debido a que en aquel momento los holandeses eran los principales productores de zanahoria en el Viejo Continente.

El militar que dio origen a la leyenda

El mito de que las zanahorias son buenas para la vista surgió en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Entre septiembre de 1940 y mayo de 1941 la Luftwafe realizó un continuo bombardeo sobre diferentes ciudades inglesas, especialmente en Londres, una operación que se bautizó como Blitz.

John Cunningham (1917-2002) de las Fuerzas Aéreas Reales Británicas (RAF) capitaneaba el escuadrón 604, dotado de un nuevo sistema de radar aéreo –el Airbone Interception- que permitiría derribar a los bombarderos alemanes cuando trataban de cruzar el Canal de la Mancha.

Como el dispositivo era por aquel entonces «top secret», el Ministerio de Propaganda Británico difundió el falso rumor de que las zanahorias ayudaban a los pilotos a descubrir a los aviones nazis, justificando así el incremento de aviones abatidos. Una emisión radiofónica de la BBC y dos dibujos animados (doctor Carrot y Potato Pete) fueron decisivos para que se populariza el mensaje: “come zanahorias y patatas”. Tan persuasivo fue la campaña de marketing que los británicos incrementaron el consumo de zanahorias con la creencia de que podrían orientarse mejor durante los apagones.

Mientras tanto en las alturas el capitán Cunningham llegó a acreditar el derribo de una veintena de aviones de la Luftwafe, de los cuales diecinueve fueron con nocturnidad. Esta excepcional habilidad propició que pasase a la historia con el sobrenombre de “ojos de gato”. En mayo de 1941 Hitler se vio obligado a suspender la operación Blitz. Lo que los ingleses no sabían en aquel momento es que la Operación Barbarroja estaba a punto de comenzar.

Fuente: ABC.ES

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