No es secreto que hoy en día las dos religiones preponderantes en el mundo son el cristianismo y el islam. Según la revista Selecciones el cristianismo cuenta con unos 2,300 millones de fieles1, lo que la convierte en la religión más seguida en el mundo. El islam, a su vez, en el año 2010 contaba con 1,600 millones de creyentes. Sin embargo, según un informe del Pew Research Center de Washington, DC, para el año 2070 el mundo sería de mayoría musulmana por el alto índice de natalidad de éstos2. ¿Es esto preocupante? Lo es si es que el terrorismo islámico continúa creciendo. La Yihad3 (“guerra contra los infieles”) está causando que hoy en día 215 millones de cristianos sean perseguidos4.

El creciente radicalismo islámico, el surgimiento de ISIS y los ataques terroristas, ya no sólo en Medio Oriente sino en el corazón de Europa y E.E.U.U., nos lleva a la pregunta: ¿Es posible conciliar el islam y el cristianismo? ¿Cómo generar un diálogo interreligioso que lleve al respeto de toda dignidad humana? A fin de ayudar en este diálogo se tratará de identificar cuál sería la noción de Dios, el hombre, el pecado y la salvación para el cristiano y el musulmán, y en qué aspectos son compatibles.

DIOS Y EL HOMBRE

Yahvé Creador para el cristiano

El cristiano conoce por fe que Dios ha creado todas las cosas por Amor. Cree también que la persona humana ha sido creada a imagen y semejanza de Dios. La imagen, como un espejo, hablaría de aquello que en nosotros es reflejo de Dios: Él es el modelo original, y nosotros seríamos reflejo suyo. A su vez, Dios nos habría creado para ser como Él y entrar en comunión de amor con Él. En ello consistiría nuestra semejanza: en que el Creador nos ha dado por su gracia la capacidad y la libertad5 de optar por el amor y de llegar a ser como Jesucristo su Hijo6. A esto los cristianos llaman santidad. Convertirse en “otros Cristos”. En alcanzar lo que San Pablo menciona en su carta a los Gálatas: “Ya no vivo yo, sino es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20).

Alá Creador para el musulmán7

El musulmán cree también que Dios ha creado todas las cosas. Así mismo, habría creado a la humanidad para que ésta le adore y le sirva (Corán 51:56). Sin embargo, el Corán expresa que “no hay nada ni nadie que sea semejante a Él” (112:4). Este versículo coránico ya habla de una gran diferencia con el cristianismo para el cual, el haber sido creados “a su imagen y semejanza” hablaría de un Dios cercano que llega a su culmen en la Encarnación de Jesucristo: Dios se ha hecho Hombre como nosotros8.

A su vez, podemos encontrar otras características que llaman la atención respecto a la creación del hombre. En el Corán encontramos que el ser humano habría sido creado por Dios en una marcada separación bipartita del cuerpo y del alma. Así lo afirma Rashad Khalifa (1990):

«El cuerpo del primer ser humano fue formado en la tierra9 por los ángeles de Dios, según las instrucciones de Dios10 (Corán 7:11). Dios después asignó una primera persona, Adán, a ese cuerpo (…) Cuando los cuerpos “sin alma” de Adán y Eva permanecían en la tierra, sus almas, verdaderas personas, residían en el Cielo11. Adán y Eva permanecían en el Cielo mientras seguían los mandamientos de Dios. Pero una vez que escucharon a Satanás, reflejaron una naturaleza humana caída en todos nosotros, e inmediatamente pasaron a pertenecer a los dominios de Satanás abajo en la tierra (con sus cuerpos)12».

EL PECADO Y EL ORIGEN DEL MAL

El pecado original y la concupiscencia para el cristiano

Toda persona en algún momento se pregunta: ¿de dónde viene el mal? Para el cristiano “el pecado está presente en la historia del hombre: sería vano intentar ignorarlo”13. Muchos tienen la tendencia a rechazar de lleno el relato del Génesis porque es “difícil de creer”. Sin embargo, es necesario entender que el relato del pecado original “utiliza un lenguaje hecho de imágenes, pero afirma un acontecimiento primordial, un hecho que tuvo lugar al comienzo de la historia del hombre” (CEC, 390). Para el cristiano el hecho primordial que se busca relatar en la Biblia es el porqué del mal que habita en el mundo y a su vez el porqué de la inclinación al mal (concupiscencia) en el hombre.

El cristiano cree que todos los hombres están heridos por el pecado de Adán. San Pablo lo afirma de la siguiente manera: “Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores” (Rm 5,19) (CEC, 402). A pesar de lo dicho, no basta leer el “misterio del pecado” sin el “misterio de la reconciliación” traída por Jesucristo. Para el cristiano el mal del pecado llevó a que Dios dé a los hombres un bien mayor. De ahí que san Pablo afirme: “Donde abundó el pecado (de Adán), sobreabundó la gracia (de Jesucristo)” (Rm 5,20).

El pecado (Dzanb14) para el musulmán

En palabras de Christine Schirrmacher (1997): «Cuando la Biblia habla de pecado, quiere decir el quebrantamiento del pacto entre Dios y el hombre, o, en otras palabras, la deslealtad del hombre hacia Dios. El Corán, sin embargo, enfatiza que uno peca no contra Dios, sino contra uno mismo: “Ellos dijeron (es decir, Adán y Eva): ‘Nuestro Señor, hemos agraviado nuestras propias almas’15. Por ende, bajo esta perspectiva, más que pecado, el hombre comete transgresiones que atentan contra su propia naturaleza, la cual es por esencia “noble, sana e inocente» (Alegri, 2011). Para el musulmán no se puede “ofender a Alá”, pues nada que hagamos puede añadir o restar a su grandeza16.

Esto podría dar paso (como hoy vemos) a una mala interpretación respecto al bien y el mal. Si nada de lo que hiciera “sería capaz de ofender” a Dios, el mal quedaría limitado a la perspectiva subjetiva de lo que la persona considera en contra de su propia naturaleza. Si un musulmán consideraría “dzanb” permitir la existencia de los cristianos o los judíos, se abre una pequeña ranura en la que podría entrar un cauce violento en la que una guerra santa no sólo sería válida, sino “justa”17. Por otro lado, también es importante resaltar que el musulmán rechaza la creencia en el pecado original y en consecuencia la herencia de éste. Esto haría que la noción respecto a la existencia del mal y el “perdón de los pecados” sea distinta al del cristiano.

EL PERDÓN Y LA RECONCILIACIÓN

El profeta Mahoma18 y el perdón de los pecados

Puesto que el musulmán rechaza la creencia en el pecado original, no necesitaría de la salvación dada por otro (ni mucho menos de Dios, que para el cristiano viene dada por Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección). Cada musulmán “se redimiría a sí mismo, con la ayuda de Dios, ya que su corazón contiene todas las posibilidades de éxito o de fracaso espiritual” (Alegri). El pecado sería visto como parte del día a día. Para ser perdonado basta con arrepentirse y pedir perdón a Alá19.

Para el musulmán Isa (Jesús) es considerado un profeta que obró grandes milagros. En el Corán a Jesús se lo presentaría como un “auténtico musulmán”: alguien que enseña el monoteísmo absoluto, la sumisión a Dios y todos los preceptos del islam (Corpas, 2017). También se habla de la virginidad de María (Mariam) al concebir a Jesús (Corán 3:48) y se la considera como la mujer más pura de la Creación. Sin embargo, Isa no sería el Hijo de Dios, ni el Mesías, ni tampoco más profeta que Mahoma (Corán 3:59).

Jesucristo, Hijo de Dios y la salvación de la humanidad

Para el cristiano Jesús es más que un profeta. Es el Hijo de Dios que “se hizo verdaderamente Hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios” (CEC, 464). La Encarnación de Jesucristo es el signo distintivo de la fe del cristiano (CEC, 463). Y la razón por la que el Hijo de Dios se habría hecho hombre era llevar a cabo nuestra salvación del pecado de Adán. Como se mencionó anteriormente, la creencia cristiana en que el mal y el pecado existen a raíz del pecado original, hacía necesario el sacrificio que sea capaz de sanarnos. Esto es lo que Dios mismo habría hecho por nosotros: siendo el hombre culpable de sus propias faltas es Dios mismo quien, habiendo entregado su propia vida, lo salvó20. Por ello el cristiano cree en lo que San Juan manifiesta en su Evangelio respecto a Jesucristo: “Dios nos amó hasta el extremo” (Jn 13,1).

La salvación para el cristiano consistiría en acoger lo que Cristo ha hecho por nosotros (acoger el regalo de su salvación). Sin embargo, esta acogida debe darse no sólo en un momento concreto sino día a día. Obrando el bien el cristiano colabora en la civilización del amor. Mons. Luis Ladaria en su tratado de “Teología del Pecado Original y la Gracia”, enfatiza que “la contribución de cada cual en el cumplimiento de su misión es necesaria para el bien del conjunto” (Ladaria, 1993, pág. 111).

Respecto a la Guerra Santa (Yihad)

En el año 2006 Benedicto XVI en su discurso en la Universidad de Ratisbona cita el diálogo entre el emperador bizantino Manuel II y un persa docto de su época: “el emperador toca el tema de la yihad, la guerra santa (…) El emperador, explica luego minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo insensato. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma. «Dios no se complace con la sangre —dice—; no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo21. Por tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas22.

Me remito a esta idea del Papa Emérito, pues me parece importante reconocer que si la fe es un acto personal y una respuesta libre del hombre a Dios (CEC, 166), lo primero que debe darse en un diálogo interreligioso es el respeto y la no imposición de las ideas, mucho menos por la fuerza bruta. Esto es válido no sólo para el Islam, sino para el Cristianismo. En el diálogo interreligioso entre el islam y el cristianismo es necesario rechazar toda violencia y luego encontrar aquello compatible entre ambos y dialogar desde esos puntos de encuentro. Sólo así podremos encontrar la Paz que Dios quiere que reine en el mundo.

A modo de conclusión, citaré a la Madre Teresa de Calcuta en una carta que envió a los entonces presidentes de Estados Unidos e Iraq, George Bush y Saddam Hussein, cristiano y musulmán respectivamente: “ambos tienen argumentos que presentar y un pueblo que cuidar, pero primero por favor, escuchen a Aquél que vino al mundo para enseñarnos la paz.23

 

 

1Revista Selecciones (Reader’s Digest), “Religión y números en el mundo”, 19 de septiembre del 2016.
2Diario INFOBAE, “En 2070, el islamismo será la religión con más fieles del mundo”, 1 de marzo del 2017.
3La Yihad para los islamistas radicales encontraría su sustento, de entre varios versículos del Corán, en la Sura 9:123: “Creyentes; Combatid contra los infieles que tengáis cerca. Que os encuentren severos. Sabed que Dios está con los que Le temen”. Este tipo de versículo son interpretados literalmente y se “combatiría” con todo tipo de armas, excepto las “espirituales”.
4Antena Tres Media, “El cristianismo, la religión más perseguida del mundo”, 16 de abril del 2017.
5La libertad para el cristiano es una de las características fundamentales de su ser persona humana: es esa capacidad depositada en el hombre para autoafirmarse en el amor. Sin libertad el hombre no tendría la opción de amar. Amor obligatorio no existe.
6Gaudium et Spes 22: “El hombre cristiano, conformado con la imagen del Hijo, que es el Primogénito entre muchos hermanos, recibe las primicias del Espíritu (Rom 8,23), las cuales le capacitan para cumplir la ley nueva del amor.”
7En vistas a mi corto conocimiento del islam, utilizaré el texto “Corán. El Último Testamento”, 1990 del Dr. Rashad Khalifa, quien tradujo el Corán a un inglés sencillo de entender y que lo acompaña con distintos comentarios.
8La Encarnación es uno de los pilares fundamentales de la fe para el cristiano. Como reza el Catecismo de la Iglesia Católica en su número 460: El Verbo se encarnó para hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2P 1, 4): “Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios” (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 19, 1).
9Primera diferencia con el cristianismo: Dios forma primero un cuerpo en el que “aún no reside una Persona Humana”.
10Segunda diferencia con el cristianismo: Dios no crea con sus propias manos, sino que “crea-forma” usando a sus ángeles como mediadores.
11Tercera diferencia: las almas de Adán y Eva permanecían con Dios en el Cielo y cuando caen “se unen al cuerpo formado”. Resuena en esto cierto pensamiento platónico en que el hombre es en esencia “su alma” la cual por su pecado cae encerrada en la “cárcel del cuerpo”.
12Algo parecido al cristianismo: Dios dio un mandamiento a sus criaturas quienes, habiendo sido tentados por Satanás, desobedecieron y fueron expulsados del Edén.
13Catecismo de la Iglesia Católica (De ahora en adelante CEC), n. 386
14Dzanb es “trasgresión de la propia naturaleza. Error o falta. Viene de la raíz dzanaba: seguir a alguien paso a paso. En singular dzanb es irse a un extremo, salirse por la tangente, equivocarse.”
15Para el cristiano efectivamente el pecado es en esencia ofensa a Dios. Sin embargo, en la ofensa a Dios uno atentaría también contra su naturaleza llamada a la comunión divina de amor. Es decir, el cristianismo ve el pecado como ofensa a Dios, los demás y a sí mismo.
16Para el cristiano la gloria de Dios tampoco puede “aumentar o disminuir” con sus actos. Sin embargo, con sus actos buenos el cristiano glorificaría a Dios en razón de su ser “hijos en el Hijo”. Lo contrario a esto sería que con nuestro pecado lo ofendemos como un hijo desobediente ofendería a su Padre.
17No quiero que esta opinión sea tomada como una absolutización de la visión del musulmán respecto al bien y el mal. Simplemente busco hacer notar el posible peligro de no considerar que nuestros actos pueden atentar no sólo mi propia naturaleza, sino a Dios que me ha creado para obrar el bien y así manifestar su gloria. Jesús mismo nos resumió la Ley del Amor: Amar a Dios sobre todas las cosas y al Prójimo (independientemente de cuál sea su creencia) como a uno mismo.
18Mahoma o Mohammed (570 -632 d.C.) es considerado por los musulmanes el profeta árabe fundador del Islam. Nació en La Meca y se presentó a sí mismo como el restaurador de la auténtica religión de Abraham (la del judío y por ende la del cristiano).
19De la Página WebIslam: “Cuando un hombre va al Profeta Mahoma y le confiesa que ha cometido adulterio, la respuesta inmediata es: ¿has pedido perdón a Dios? Cuando el hombre asiente, Mahoma le dice: “entonces, cúbrelo con el velo de Alá” (Zeinab Alegri, 2011)
20«Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacía falta que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla, ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado?» (San Gregorio de Nisa)
21Respecto a lo propio del cuerpo, del alma y del espíritu, revisar “La Estructura de la Persona Humana” (BAC, Madrid, 2007) de Santa Edith Stein. Para la santa, la 22Persona Humana, y por ende todo creyente, es un “yo” corporal-anímico-espiritual.
En su momento, el discurso generó mucha polémica e incomprensiones. Sin embargo, hoy, cuando en medio oriente se están asesinando a cristianos en el caso de no aceptar el islam o no pagar un tributo por mantener su fe, me parece necesario suscribir la idea del entonces Papa: la fe no se impone por violencia y por ende no debe haber cabida a una supuesta “guerra santa” por parte del islam contra los cristianos ni nadie.
23Carta abierta de Madre Teresa al presidente George Bush y al presidente Saddam Hussein, 2 de enero de 1991.

Esteban Trujillo Acosta

Esteban nació en Santiago de Guayaquil, Ecuador en el año 1991. Es el quinto de seis hermanos. Estudio Derecho en la Universidad Espíritu Santo (UEES) y se graduó como Abogado en el año 2015. Actualmente vive en la ciudad de Lima, Perú.

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