El mundo del deporte, especialmente del tenis, se encuentra estupefacto por el impresionante retorno victorioso de Roger Federer y de Rafael Naldal al circuito. Todos sabemos que son dos de los mejores jugadores de todos los tiempos y en la opinión de muchos, incluyendo el que escribe, son directamente los dos mejores.

Aún así, es sorprendente que Roger Federer a sus 35 años regrese luego de varios meses sin jugar a causa de una lesión y gane el primer Grand Slam del año, el Abierto de Australia. Quien sigue el tenis sabe que ganar un torneo de Slam es algo muy difícil y hacerlo luego de mucho tiempo sin competir, donde naturalmente un atleta pierde ritmo de juego, suena como algo cercano a lo imposible. Pero Federer lo hizo. No jugará la temporada de arcilla, pero regresa para la de pasto y es el favorito en Wimbledon.

Por otro lado, Rafael Nadal, luego de un par de años de resultados un poco inestables, también fruto de lesiones, ha vuelto con un estilo de juego renovado. Ha ganado todos los títulos relevantes hasta ahora en la temporada de arcilla europea, como los Masters 1000 de Montecarlo y Madrid. Es, por eso mismo, considerado el principal favorito para el próximo Roland Garros.

Algunos dirán que son unos genios; otros dirán que sus resultados son fruto de mucho entrenamiento; algunos, que uno es más talento y el otro es más trabajo. Pero, ¿cuál será la razón de los impresionantes resultados de Federer y Nadal? Creo que un principio teológico muy importante nos ayuda a encaminar la respuesta: la relación entre la gracia divina y la libertad humana.

Gracia y libertad no se oponen, sino que se complementan. La fe católica nos enseña que Dios sale a nuestro encuentro y nos regala dones a cada ser humano. Esto queda muy claro en las parábolas del sembrador y de los talentos. El hombre, a su vez, está llamado a descubrir estos dones, desplegarlos y ponerlos al servicio de toda la sociedad. Eso vale para todo tipo de talentos, como los intelectuales, artísticos, espirituales y también los deportivos.

Entonces, podemos decir que Roger y Rafael son lo que son como tenistas, gracias al talento extraordinario que Dios les regaló, pero que se desplegó a plenitud gracias al entrenamiento y dedicación extrema que ellos han tenido a lo largo de sus vidas. De hecho, lo siguen teniendo hasta hoy.

Por más que ciertamente nosotros no somos bendecidos con el mismo talento tenístico que ellos dos, sí tenemos muchos otros talentos y estamos llamados a desplegarlos y ponerlos al servicio de tantas personas que nos necesitan. No dejemos que estos dones caigan en tierra poco fecunda. Descubramos, despleguemos y hagamos vida los talentos recibidos.

 

© 2017 – Alexandre Borges de Magalhães para el Centro de Estudios Católicos – CEC

Alexandre Borges de Magalhães

Alexandre nació en 1972 en Brasil. Es Bachiller en Teología y Licenciado en Pedagogía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. En la actualidad es el Coordinador General del Movimiento de Vida Cristiana MVC. Reside en Lima (Perú).

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