No es un mito. En un día soleado las personas se sienten alegres, joviales y más extrovertidas; pero en un clima frío y lluvioso, tienden a estar tristes, melancólicas y agresivas. Esto sucede debido a que el clima influye en la forma de pensar, sentir y comportarse.

“Por ejemplo, si una persona está en un ambiente soleado y térmicamente adecuado comenzará su día con mayor optimismo”, afirma la psicóloga clínica Nohelia Hewitt, vicerrectora académica de la Universidad San Buenaventura y ex decana de la Facultad de psicología.

El clima es un factor que propicia que las personas realicen mayor o menor actividad física gratificante. Por tanto, en un día con sol, es más probable que las personas realicen actividades al aire libre y tengan un mayor contacto con la gente, lo cual genera una mayor producción de hormonas como la serotonina, que se libera tras realizar actividad e influye en el humor; la dopamina, que es responsable del placer y la motivación; y la noradrenalina; causando que las personas se sientan bien con las actividades que realizan y tengan un estado de ánimo positivo.

“Por instinto el ser humano prefiere el sol a los climas fríos y lluviosos, debido a que el sol permite que la vitamina D se procese y que las personas sientan mayor vitalidad; salgan de sus casas y realicen actividades”, afirma André Didyme, psicólogo, semiólogo y magíster en comunicación.

La exposición de la luz solar es determinante en el estado de ánimo, especialmente en los países con estaciones climáticas. Por ejemplo, en el verano, donde hay mayor luminosidad, el cortisol se activa; mientras que en el invierno, una época oscura, el cortisol decrementa, generando que las personas se muevan menos, estén más sedentarias e incluso aumenten las horas de sueño, advierte la psicóloga argentina Carmela Rivadeneira especialista en Terapia Cognitivo Conductual.

Debido a la poca exposición a la luz natural, las personas pueden sufrir de Trastorno Afectivo Estacional (TAE), que consiste en tener depresión, pensamientos negativos o ansiedad.

Estudios demuestran que posiblemente esto se debe al cambio en los niveles de vitamina D y en la serotonina, trayendo un fuerte efecto sobre enfermedades mentales y depresión. Esto ocurre especialmente en países del norte de Europa donde el invierno dura muchos meses. Por tanto, la luz solar podría actuar de forma similar al de un antidepresivo natural, incrementando la motivación y mejorando el humor del individuo.

La relación entre el clima y el estado de ánimo puede variar en las personas dependiendo de las experiencias y recuerdos que tengan con un clima en particular. Hay personas a las que les encanta ver llover, se sienten más románticos y felices; y otras a las que el sol las enoja y desespera.

Fuente: eltiempo.com (Luisa Mercado @LuisaMercadoD)

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