1. Del Adviento a la Navidad:

La Iglesia madre y maestra quiso poner en el año litúrgico un tiempo de preparación para el tiempo de la navidad; dicho tiempo se llama Adviento. Efectivamente 4 semanas antes de la celebración de la Navidad los católicos tenemos un tiempo previo que nos sirve como preparación espiritual para la celebración del nacimiento del Niño Dios.

Somos conscientes e incluso podría resultar trillado hablar de lo descristianizado que está la Navidad en nuestros días. ¡Y es cierto! Nos moleste o no; constatamos que, hoy por hoy, muchas personas viven de espaldas a Dios, ignorando muchas veces la verdad del Evangelio. Y es que los mismos cristianos y católicos nos hemos acostumbrado a vivir una fe ligera, light, de poco compromiso y de mucha tibieza e ignorancia. Es en ese contexto donde no es raro que en nuestras vidas y existencias pasen distintos hechos y acontecimientos bastantes desapercibidos o incluso podríamos decir suceden cosas a nuestro alrededor que no entendemos o incluso los interpretamos de manera inadecuada y subjetivista.

Definitivamente eso pasa con el Adviento y la Navidad. No se entiende el real sentido de los mismos y lo que es más, muchas veces ni nos interesa. Lo que celebramos en Navidad es la Encarnación del Hijo de Dios y su nacimiento del seno de María Virgen. “Nos alegramos de la presencia del Señor entre nosotros, y procuramos vivir esta celebración de fe sobre todo con nuestras familias y personas más cercanas”. (Camino hacia Dios No. 238)

La Navidad recobrará el sentido en la vida de los hombres, en la medida que cada persona entienda el sentido de Dios en su vida, y por tanto que la segunda persona de la Santísima Trinidad que se hace hijo de mujer. (Ga 4, 4).

  1. ¿Por qué celebramos la Navidad?

La Navidad coincide con el fin del año para el mundo occidental, eso quiere decir que muchos aprovechamos para descansar, salir de viaje o  tomar vacaciones. Definitivamente hay un cambio de actividad, por lo menos por unos días e incluso podríamos decir dependiendo de los distintos calendarios y geografías. Constatamos que el tiempo de Navidad y fin de año es un tiempo de celebración, de fiesta, de compartir en familia y como digo tiempo en los que muchos descansan, incluso para los que trabajan los días previos a Navidad hasta el 24, luego ya vienen unos días de descanso y renovación.

Es en ese contexto en donde no es raro que pase desapercibido el sentido de la Navidad, claro está que eso depende de la vivencia de cada persona y familia. Si vamos al real sentido de la Navidad, es claro descubrir que estamos ante una celebración cristiana que hay que recuperar y en la que los católicos estamos invitados a evangelizar a tiempo y a destiempo, como dice San Pablo. Es  un tiempo de compartir, pasear, buscar a familiares y amigos, de comprar regalos y nada de eso está mal en sí mismo. Hay quiénes aprovechan para realizar algunos apostolados u obras de caridad, incluso hay grupos de católicos que se van de misiones o se preocupan de celebrar la Navidad con niños, ancianos o familias pobres. Todos esos son esfuerzos por vivir este tiempo de manera auténtica y sincera. Son esfuerzos por abrir el corazón al Niño Dios que llega a transformar nuestras vidas. La invitación es que cada ser humano celebre la Navidad abriendo su mente, corazón, su existencia toda a quién es el camino, la verdad y la vida. (Jn 14, 6)

En Navidad celebramos que Dios viene al mundo como don de reconciliación, nos trae la posibilidad de cambiar de vida, viene a reconciliarnos y a mostrarnos el camino de la felicidad auténtica y trascendente.

  1. Los Regalos en Navidad:

Si vamos a uno de los recuerdos más remotos en nuestras primeras celebraciones navideñas, todos vamos a recordar que de niños muchos de nosotros ansiábamos la llegada de la Navidad por los regalos. Recuerdo que de niño mi madre me decía que le hiciera la carta a Papá Noel o al Niño Dios pidiéndole los regalos que nos iban a traer en la Noche Buena. Recuerdo que celebraba y me llamaba mucho la atención la coincidencia entre lo que pedía y lo que me llegaba. Y así cada quién puede contar distintas historias sobre su experiencia con los regalos en Navidad. Son muchas historias, muchas anécdotas incluso podríamos decir muchas tradiciones. Hay países donde los regalos se dan en torno al 6 de enero día en el que la Iglesia celebra la Epifanía o Bajada de Reyes.

Ahora de adultos participamos de intercambio de regalos, amigos secretos o damos regalos a nuestros familiares o amigos más cercanos o incluso desde los lugares donde trabajamos damos y recibimos regalos o algunos beneficios económicos. Ante todo esto nos podemos hacer las siguientes preguntas: ¿Cuál es el sentido cristiano de los regalos en Navidad? ¿Por qué damos regalos en Navidad?

En Navidad entregamos un obsequio, un presente, un detalle decimos en Colombia. ¿Por qué? ¿Qué queremos expresar?

Al entregar un regalo u obsequio a alguien le estoy dando un mensaje concreto y particular. Es un mensaje de estima personal, de aprecio, de valoración, generosidad y amor. Efectivamente el regalo es expresión de simpatía y cariño que se hace de forma gratuita sin necesariamente esperar algo a cambio. Un regalo es un don, una dádiva, es decir mediante el regalo estoy entregando algo significativo a alguien que quiero, aprecio y valoro. Ese regalo nos recuerda a quién es el gran regalo en nuestras existencias: Cristo Jesús. Es por esto que el regalo está en el centro de nuestras celebraciones cristianas; “Recordamos el don que dio inicio y da sentido a la Navidad: Dios que se hizo regalo para los hombres, asumiendo nuestra humanidad para darnos con amor gratuito e infinito la reconciliación.” (Camino Hacia Dios No. 238)

Cuando le regalo algo a alguien en Navidad estoy recordando que el Niño Dios es el mejor regalo que he recibido en mi vida. Los regalos en Navidad me recuerdan el don de Dios en mi vida y las innumerables bendiciones que recibo a lo largo de mi existencia.

Al regalar distintas cosas en Navidad o intercambiar regalos le digo al otro que es importante para mí, que lo quiero y  lo valoro y que estoy dispuesto a ser su amigo, lo reconozco como hermano; único e irrepetible y le expreso que me quiero donar a él a través del servicio cotidiano. Y es que esto último es lo más importante: amar y servir a todos los que me rodean. Por todo ello doy regalos en Navidad.

  1. ¿Qué voy a regalar en Navidad?

¿Qué sucede si no tengo recursos o plata para dar regalos en Navidad? ¿Qué sucede si no le puedo dar regalos a todos los que quisiera? ¿Qué tan importantes son los regalos en Navidad?

Por todo lo dicho en el anterior punto hay que insistir que lo más importante es la donación, entrega y servicio al otro. El regalo es un detalle, un gesto. Es obvio que hay muchos gestos de servicio, entrega y apostolado que son grandes regalos para todos los que nos rodean. El ser humano, tu amigo, tu hermana, tu novio, tu enamorada no necesita solamente que le des un buen regalo o detalle en esta Navidad, sobretodo necesita que lo ames libremente, que lo escuches, que lo comprendas, que estés a su lado en las buenas y en la malas. El ser humano  hoy en día necesita ser escuchado, ser acogido. Todos los hombres necesitamos palabras de aliento. Todas las personas necesitamos amar y ser amados.

Todos los hombres necesitamos descubrir el sentido de nuestra vida. Hoy en la mañana conversaba con un joven de 16 años que me compartía que hace como dos meses comenzó a tener algunas ideaciones suicidas y todo esto porque no encuentra el sentido de su vida en un proyecto personal que lo realice y lo motive. Son muchos los que necesitan en este tiempo y durante todos los días del año que le anunciemos que Navidad es Jesús y que vale la pena vivir una existencia virtuosa y entregada sirviendo y ayudando a los demás.

Que esta Navidad puedas entregar muchos regalos y que puedas recibir muchos presentes, pero que sobretodo, puedas regalar el mejor de los regalos y recibas también el más grande don: el Niño Dios que se hace hombre.

¡Feliz Navidad!

Humberto Del Castillo Drago

Humberto nació en la ciudad de Lima (Perú). Pertenece al Sodalicio de Vida Cristiana, y es fundador y director del Centro de Desarrollo Integral de la Persona Areté.

Actualmente reside en Medellín, Colombia. Puedes visitar su blog en psicologiayvirtud.blogspot.com

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