Me preguntan: Padre ¿Por qué el Vaticano no vende todas las obras de arte y objetos valiosos que tiene para hacer las obras de caridad y de misericordia que muchos países pobres del mundo necesitan, especialmente en África? ¿Por qué si la Iglesia habla tanto de desapego de las cosas materiales no se deshace de estos objetos muy valiosos y más bien los utiliza en obras benéficas?

Cuando se habla de “las riquezas del vaticano” o de esas obras de arte y objetos valiosos, lo primero que hemos de decir es que la Iglesia no se desprende de aquellos bienes que por su valor artístico y cultural pertenecen al patrimonio de la humanidad. En uno de sus libros el periodista Vitorio Messori, nos pone un ejemplo: «Si vendemos “la Pietà” de Miguel Ángel, que se calcula está valorada en mil millones de dólares. Sólo un consorcio de bancos o multinacionales americanas o japonesas podría permitirse semejante adquisición. Como primera consecuencia, esa maravillosa obra de arte abandonaría la iglesia de San Pedro, donde ahora se exhibe gratuitamente para disfrute de todo el mundo. Así caería bajo el arbitrio de un propietario privado –sociedad o coleccionista multimillonario– que podría incluso decidir guardársela para sí.”

La iglesia simplemente es custodia segura de estos bienes culturales. Por lo tanto plantear esto es una ridiculez y un sinsentido, pues el hacer pasar estos bienes a personas particulares (que podrían comprarlos) sería privar a todos los estudiosos y personas de todas las creencias religiosas que se benefician con ellos, al ser puestos a la disposición general por la Santa Sede que los custodia. Allí acuden innumerables personas del mundo entero para conocer parte del patrimonio científico, filosófico, teológico y artístico de la humanidad.

Además, es evidente que ésta no sería ninguna solución para la pobreza en el mundo, la cual pasa por la conversión del corazón de los gobernantes y magnates de la tierra, a los cuales el Santo Padre hace algunos años propuso que donaran un mínimo porcentaje de su presupuesto anual para luchar contra el hambre y la pobreza, sin que hubiera respuesta alguna de parte de ellos. Hay estadísticas según las cuales, si se vendiese todo el Vaticano, sólo se daría de comer a los pobres durante tres días. Hay que ser conscientes de que esto no es más que un sofisma que busca desacreditar a la Iglesia.

Hablemos ahora entonces de lo que la Iglesia hace por los más pobres: Ella da a la humanidad lo que ningún estado da y además gratuitamente. Dime quien se sumerge en el Oriente o en África sin esperar un sueldo, simplemente para servir a los pobres, para educar o atender a los más enfermos sin esperar una recompensa monetaria. ¿Quiénes son las que recogen a los más pobres entre los pobres de las calles, a los que nadie quiere? ¿no son acaso las Misioneras de la Caridad? Y para que tengas una idea más clara de lo que hace la Iglesia te doy algunas cifras actualizadas ((Fuente: el más reciente informe anual de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, octubre de 2014)):

En total hay 115.352 institutos de beneficencia y asistencia.

Desglosando estos, la Iglesia católica gestiona 5.167 hospitales y 17.322 dispensarios repartidos en los cinco continentes. Igualmente, dirige 648 leproserías y 15.699 casas para ancianos, enfermos crónicos y minusválidos. Además, tiene 10.124 orfanatos y 11.596 guarderías. Dispone además de 14.744 consultorios matrimoniales, 3.663 centros de educación o reeducación social y 36.389 instituciones de otro tipo.

En cuanto a la educación, la Iglesia gestiona 71.188 escuelas infantiles, 95.246 escuelas primarias, 43.783 institutos secundarios además de varios millones de alumnos en las escuelas superiores y universidades católicas.

Por lo tanto, no se puede acusar a la Iglesia de que no ayude a los necesitados por el hecho de que no venda sus bienes culturales. Por el contrario, las grandes obras de misericordia que ennoblecen la humanidad han sido invento e iniciativa de la Iglesia.

Y para darse una idea real de cuánto dinero tiene el Vaticano bastará un par de datos. Primero, las organizaciones no gubernamentales españolas manejan un presupuesto anual de casi el doble del presupuesto anual del Estado Vaticano. Segundo, en Italia tan sólo los diputados y senadores cuestan al contribuyente más del doble de lo que cuesta el Vaticano a los ochocientos millones de católicos en todo el mundo. No existe otra institución que aporte tanto al bien común como la Iglesia, que es signo eficaz del amor de Dios en el mundo, y nos invita a vivir esa dinámica como bautizados que somos, entendiendo que el mayor tesoro que tiene para darle al mundo no son simplemente los bienes económicos, sino espirituales que configuran la misión de Jesucristo.

© 2015 – P. Enrique Granados Cueto para el Centro de Estudios Católicos - CEC

P. Enrique Granados Cueto

El P. Enrique pertenece al Sodalicio de Vida Cristiana. En la actualidad reside en Guayaquil (Ecuador).

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