Empieza la temporada de las Primeras Comuniones de nuestros hijos y es una época muy bonita que nos llena de mucha alegría. Sin embargo, hay un punto que me preocupa y es: el cambiarle el sentido al sacramento, que van a recibir nuestros hijos, y priorizar lo que es la celebración.

Que nuestros hijos hagan la Primera Comunión preparados ha significado, para nosotros los padres, mucho esfuerzo. Más de uno hemos tenido que ir seguramente a las charlas, a las conferencias, a las preparaciones, a las fotos, ver los vestidos, los trajes, las cruces, las estampas.

Sin embargo, desde hace ya algunos unos años, se ha cambiado el tradicional tecito o lonchecito familiar por estos mega eventos dónde los niños, inclusive, reciben muchísimos regalos como si fuera su cumpleaños. Pero, ¿por qué me preocupa esto? Por dos motivos principales: el primero es que la Primera Comunión es el día en que nuestros hijos recibirán a Jesús Eucaristía por primera vez en su vida y ese es el verdadero sentido. No hay otro. Haya o no haya celebración. La verdadera celebración está en la misa, en ese momento en que ellos dicen amén al recibir la hostia.

Pero, como hoy hay muchísima competencia entre quién celebra más bonito y quién tiene la estampa más bonita, a veces los padres nos perdemos en ese aspecto. Y eso está mal.  Yo no digo que no sea un motivo de celebración, por supuesto que los es. No hay nada más lindo que tener a la familia reunida, pero hasta ahí; con criterios de austeridad y que ayuden a no perder el sentido verdadero de este sacramento.

Otro punto que me preocupa, es el de las estampas. Últimamente estuve ayudando a una amiga mía, porque su hijo iba a realizar su Primera Comunión pronto, y encontramos que las empresas que hacían las estampas habían perdido toda noción religiosa del evento. Hay estampas del niño jugando fútbol o con frutas, verduras, priorizando el diseño de la estampa por algo moderno, que el sentido que debe transmitir la misma.

Hay estampas que inclusive no tiene motivos religiosos y también, en cada uno de los elementos que van a representar esa fecha, tratar de  plasmar el sentido de por qué nuestros hijos lo están haciendo.

Esto es parte no solamente de la formación religiosa, sino de la formación en virtudes que nosotros le tenemos que dar a nuestros hijos. No todo es regalo, no todo es premio, tienen que entender también que hay cosas en la vida que su sentido intrínseco, es el premio más importante.

 

© 2017 – Giuliana Caccia Arana para el Centro de Estudios Católicos – CEC

Giuliana Caccia Arana

Giuliana está casada y tiene dos hijos. Comunicadora social (Universidad de Lima) y Master en Matrimonio y Familia (Universidad de Navarra, España), es creadora de La Mamá Oca y autora del libro “Educación en serio. Reflexiones para ser los padres que nuestros hijos necesitan” (Ed. Planeta/Sello Diana). También es Directora del área de Familia del CEC.

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