Ahora se ha puesto “de moda” en varios círculos de Facebook, Twitter y otras redes el negar que la Tierra es esférica. Contradiciendo siglos y siglos de avances científicos y evidencias concretas, este grupo de personajes pretende conocer la verdad a la que solo ellos pueden acceder y declaran que es imposible que la Tierra sea esférica. Crean pruebas y producen argumentos complicados y complejos para fundamentar su punto de vista.

Pero… ¿a qué se debe este fenómeno de “negacionistas”? En mi opinión existen varios motivos:

1º. Existe un rechazo en muchos de estos grupos sociales a los avances científicos; al identificar “ciencia” con elementos negativos como guerras, epidemias o avances poco éticos como la clonación, surge un deseo de contrarrestar las consecuencias negativas refugiándose en un anti-cientificismo extremo. A este grupo pertenecen los “terraplanistas”, pero también los anti-vacunas, por citar un ejemplo.

2º. Una visión fundamentalista de la Biblia ha llevado a muchos grupos a negar la evidencia científica, ya que esta, iría en contradicción con la Palabra de Dios; olvidando así que la Biblia no pretende ser una guía científica que deba ser seguida ciegamente, y que debe ser leída en el espirítu en que fue escrita.

3º. Una reacción de grupos marginados culturalmente, que han encontrado en las redes sociales mentes afines y una validación a sus ideas que nunca antes habían tenido.

4º. Como decía al comienzo del artículo, para muchos es simplemente una “moda” que siguen porque alguna celebridad así lo ha afirmado en las redes, sin que tengan razones serias para pensar de ese modo.

Una característica común en estos grupos es la mentalidad fanática: ya han llegado a sus propias conclusiones a priori, y cualquier prueba en contra será automáticamente descartada como falsa o como un montaje producto de alguna ambigua “conspiración” llevada a cabo por los gobiernos de turno, aunque nunca expliquen exactamente a qué se debe o por qué es necesaria.

Carlos Díaz Galvis

Carlos es el Director Editorial del Centro de Estudios Católicos CEC. En la actualidad reside en Medellín (Colombia).

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