Tú eres la Unción que fortalece
el pecho del niño que mama,
Tú eres Aceite que enblandece
el pan duro y las cuantas migajas
que llego a colectar cuando fenece
el año extendido de gracia
y ahora, auscultadas mis preces,
recibes con manos santas,
perfumas y, al tiempo, ofreces
al cielo con gran confianza
y a plegaria tarda y leve
correspondes sin tardanza
y se abre el cielo en diluvio
y renace la esperanza:
y ahora, ¿quién lo detiene
al Dios que misera y salva?
© 2017 Centro de Estudios Católicos – CEC. El blog ArcaAbierta está a cargo de Renzo Chávez
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