bolsa-familiaThe Last Mile in Ending Extreme Poverty, un libro publicado por Brookings Institution Press plantea un reto importante para el año 2030: acabar con la extrema pobreza, es decir, busca que el 13% del mundo que vive con menos de $1.25 dólares por día, desaparezca. Para esto se plantean tres desafíos para aquellos países que deben eliminar la extrema pobreza: Paz, trabajo y capacidad de reacción frente a diversos desastres.

El objetivo es un paso importante para humanizar la situación dramática en la que viven o intentan vivir cerca de 840 millones de seres humanos; pero, nuevamente brota en nuestra conciencia algunas preguntas: ¿Cuando estas personas vivan con $3.00 dólares por día, por ejemplos, habremos hecho lo suficiente? ¿Realmente habremos acabado con la extrema pobreza cuando pasemos esta barrera económica que aparentemente es el cerco que impide que estos seres humanos tengan una condición de vida adecuada? ¿No existe algún otro punto que debemos trabajar?

Respondiendo a los cuestionamientos puedo decir, obviamente, que no habremos hecho lo suficiente ya que la pobreza no se reduce a una perspectiva económica, la erradicación de la pobreza no sólo implica tener más dinero, es un aspecto importante, pero no es lo esencial. El cambio económico debe brotar de una perspectiva distinta, de un cambio de actitud frente al ser humano que necesita mi ayuda, es un compromiso personal; no sólo estatal, no es el trabajo de otros, es la responsabilidad que me toca asumir para vivir la solidaridad.

En ese sentido siempre existirán personas que necesiten nuestra ayuda y por lo tanto permanecerá la exigencia de vivir la caridad. Y esta oportunidad, la de amar a quien lo necesita comprometiéndome con su sufrimiento es una bendición. Así el 2030 será el primer paso de un camino que siempre tendrá retos personales y comunitarios.

[pullquote]Por último es esencial el cultivo de una cultura de la solidaridad que impregne nuestras relaciones cotidianas, que nos lleve a un compromiso con el otro, que parta de la exigencia natural de comunión; si nos educamos y educamos a otros  en la vivencia de la caridad, estaremos seguros de que quien lo necesita siempre tendrá ayuda, generaremos un dinamismo que partirá de las relaciones humanas básicas; la amistad, la familia y se constituirá en las instituciones sociales tanto públicas como privadas, plasmándose en normas consuetudinarias y jurídicas en nuestra sociedad. Esto falta y es esencial.[/pullquote]

© 2015 – Víctor Ramos para el Centro de Estudios Católicos – CEC

Víctor Ramos

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