Mi nombre es Dery, tengo 28 años, soy de Cusco-Perú y estoy muy contenta de poder escribirles. Los sigo desde hace 4 años aproximadamente.

Bueno, les escribo para contarles los frutos que ha dado en mi vida la castidad. No me quería guardar este talento. Me casé el 13 de mayo de este año y, con la gracia de Dios, el tiempo de enamoramiento y de noviazgo ha sido un tiempo maravilloso. Con mi ahora esposo, Yuri, también de 28 años, nos conocimos en el trabajo hace más de 3 años. Él trabajaba en el área de informática y yo en el área contable. Jamás pensé que encontraría ahí al amor de mi vida :).

Siempre anhelé en lo más profundo de mi corazón llegar virgen al matrimonio, pero muchas veces perdía la fe, pensaba que ese tipo de hombres ya no existían, y mucho menos en el trabajo. Sin embargo, vuestros programas me ayudaron a no renunciar a mis sueños, a ver que el verdadero amor espera.

En este camino y con las ideas claras y más decidida, empecé a salir con Yuri. Debo decir que tenía temores y dudas, pero seguí adelante pidiendo a Dios que me muestre si éste era el hombre indicado. Con muchos acontecimientos Dios me fue aclarando esta decisión, y cuando Yuri me pidió que sea su enamorada (después de un par de meses de conocernos como amigos), puse mis reglas desde el principio y él aceptó, me respetó. Y no sólo eso, sino que en el transcurso del enamoramiento él también hizo esta opción. Llevamos 2 años y 3 meses de enamoramiento en castidad, con muchas batallas, por supuesto. Pero con cada tentación vencida nos sentíamos más fortalecidos por vivir la castidad (los sacramentos que nos pone la Iglesia fueron realmente armas para nuestro combate).

En diciembre del 2016 nos comprometimos y el tiempo de noviazgo fue maravilloso. Empezamos a soñar con los pies en la tierra.

Habíamos aprendido que el amor no era ese “sentimiento bonito”, sino esta decisión que habíamos tomado de compartir una vida juntos, con caídas y tropiezos, pero juntos, ayudándonos.

Con esta simple intención y anhelo de casarnos, Dios proveyó todo lo que necesitábamos para la boda. Fue increíble cómo se abrían las puertas. Definitivamente esto venía de Dios, y ahora ya con 2 meses de gestación J, nos sentimos agradecidos con Dios por ponerlos en nuestro camino.

Todo este trabajo que hacen por los jóvenes y por que conozcan cuál es realmente la voluntad de Dios para nuestras vidas, “ser felices”… Sólo quiero decirles a todos los jóvenes que no renuncien a su sueño de amar y ser amados de verdad. No están soñando con algo imposible. El verdadero amor es posible, no bajen sus estándares, sigan adelante aunque la gente diga lo contrario. Sí se puede. Con Dios todo es posible. El esperar hasta su noche de bodas y darle este regalo hermoso y único al amor de su vida lo valdrá mil veces. No se cansen de luchar. ¡Ánimo, jóvenes, sigan adelante! Gracias al Padre Jürgen porque sé que este trabajo que inició seguirá dando frutos, y frutos abundantes.

Me despido con esta frase que pusieron en su Facebook y que me fortaleció todo este tiempo:

“Llegará el día en que ambos se mirarán y dirán: valió la pena esperar por ti”.

 

Fuente: La Opción V

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