Acaba de salir en el cine un “remake” de la película Ben-Hur, basado en la novela de Lew Wallace llamada también “Ben-Hur: una historia de Cristo” de 1880. Es muy interesante cómo esta historia ficticia logra entrelazarse con los relatos sobre la persona de Jesús. Y en el fondo el mensaje que busca transmitir la película es el mismo que el de Jesús: el amor, la misericordia y el perdón.

La historia se va desarrollando de esta manera: Judá Ben-Hur, príncipe de una buena familia, se torna prisionero y esclavo; y su hermano Messala, hijo adoptado mal ajustado en la sociedad judía y desprestigiado por sus compatriotas romanos, encuentra la gloria por sus éxitos bélicos y la revolución política que sufre Jerusalén por la ocupación de los romanos. Todo va conduciendo a los protagonistas, primero hermanos y amigos, a la separación y después al odio mutuo y extremo al punto de desearse la muerte el uno al otro.

Al inicio pasa desapercibida la aparición de otro personaje, el joven carpintero, que cada vez va ganando más espacio por su predicación, va cautivando a la gente por la fuerza de sus palabras, a tal punto que en un determinado momento el mismo Poncio Pilato afirma que sus palabras son más peligrosas que las rebeliones de los zelotas en búsqueda de la libertad. ¿De qué se trataban estas palabras? ¡Jesús predicaba el amor! Afirmaba: “Dios es amor”, “amad al prójimo” y “amad a vuestros enemigos”. Jesús amaba también a través de obras concretas, como cuando protegió con su propio cuerpo al leproso, o cuando le dio de beber al mismo Ben-Hur en el momento de su exilio.

Hay un cierto paralelo entre la vida del protagonista de la película y el relato bíblico de la vida de Job, pues los dos, que eran hombres justos, de buena familia y considerados hombres religiosos piadosos, terminan por algún motivo sufriendo penas que serían injustas y perdiendo los bienes que tenían e incluso a sus familiares; sin embargo, es muy evidente, leyendo ambas historias a la luz de la fe, que dentro del dinamismo de la injusticia, Dios es capaz de hacer maravillas. Dios tiene sus caminos y desea el bien de aquellos que ama. Los católicos llamamos a este atributo de Dios la Providencia Divina. Esta Providencia muchas veces es difícil de comprender, pero la misma vida del Señor Jesús es ejemplo de cómo Dios siempre puede sacar cosas buenas incluso de las más grandes injusticias.

En un sentido, esto es lo que ha pasado con Ben-Hur: sí, es verdad que sufrió, que perdió años de su vida, vio a personas queridas en estado de sufrimiento, sufrió la división de su familia. Pero también dentro de su aventura épica ha sufrido un cambio interior enorme. ¿Y qué le ha proporcionado este cambio?

Ben-Hur se ha encontrado con la persona de Jesús, y es no solo un encuentro de meras palabras o de actos que se quedan olvidados, sino momentos que lo cuestionan a lo largo de su vida hasta que en el clímax de la película, cuando Ben-Hur ya había logrado vengarse de todo lo que había sufrido y en la búsqueda del reencuentro con su amada, se topa con Jesús muriendo en la cruz y allí finalmente se deja encontrar por Él y su mensaje, y se da cuenta del egoísmo y la vanidad por los cuales se había dejado llevar por tanto tiempo. Los frutos de su venganza eran realmente nada comparados con las palabras y el testimonio de aquel Hombre al cual tenía delante, que mientras era crucificado perdonaba a los que le infligían una injusta y cruel condena. Finalmente las palabras de Jesús y su testimonio entraron en la vida de Ben-Hur y el protagonista percibe que el odio no lleva a nada, sino a más dolor, y la primera reacción que tiene es buscar a su hermano Messala y reconciliarse con Él. Ben-Hur, después de sus desventuras y su encuentro con Jesús, es un nuevo hombre.

[pullquote]Jesús frente al sufrimiento humano y a la injusticia propone una lógica completamente distinta a la que el mundo suele presentar. El odio no es la respuesta de Jesús, sino el perdón, la misericordia y, en fin, el amor. No quiere decir que el cristiano no tiene el derecho a luchar por sus derechos, sino que el cristiano siempre tiene la opción del amor y la reconciliación, que es la opción de Dios para con el hombre. Y algo misterioso que la película, en una cierta manera, hace brillar, es que el camino del amor y del perdón es un camino curativo: si de la maldad Dios puede sacar frutos, de la bondad de nuestras acciones Dios obra milagros gigantescos que muchas veces son silenciosos como los que sucedieron en la vida de Judá Ben-Hur.[/pullquote]

En una entrevista a la arquidiócesis de Los Ángeles afirmó Roma Downey, una de las coproductoras de la película, cuál era su expectativa para las personas que iban a verla: «Nuestra esperanza es que la gente se entretenga con una experiencia épica. Pero también habrá personas que se vayan con la sensación de que, de la misma forma en que se abrió el corazón de Ben-Hur al amor de Dios, quizá puedan descargar el yugo de enojo o decepción que cargan en sus corazones» ((https://www.aciprensa.com/noticias/video-la-nueva-y-epica-version-de-ben-hur-se-estrena-en-cines-41078/)).

Por último, dejo un link que sugiero fuertemente ver: es de la banda sonora de la película, que además de ser muy bonita tiene una letra muy expresiva sobre la temática de la historia:

© 2016 – Sérgio Brandão para el Centro de Estudios Católicos – CEC

Sérgio Brandão

Sérgio Brandão tiene 21 años es brasilero y vive en Perú. Es miembro del Sodalicio de Vida Cristiana.

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